Cuando
sonó el despertador a las 7.00h, no nos podíamos creer que hubiéramos
conseguido dormir algo después de las llamadas a la oración nocturna por parte
de los muecines de Moshi. Estábamos en pleno mes de Ramadán, y no se si es que
estaban celebrando la Noche del Destino, o que son todas así, pero el caso es
que los pobres gallos no tenían la oportunidad de despertar al personal,
porque con tanto rezo, ni se les oía …
Según
nos levantamos, escuchamos gritos de alegría en la habitación de al lado. Eran
Alex y Javi que iban dando saltos por el pasillo porque acababan de recibir su
equipaje. Al irse a dormir la noche anterior, lo habían dado por perdido en
algún aeropuerto de Tanzania y se habían mentalizando para ascender el Kili con
la chungiequipación de alquiler que había en el hotel.
A
las 8.00h en punto se presentaron Saleem y Benja en la recepción como clavos, y
no preguntaron por las bolsas para subirlas a la guagua que nos llevaría a
Machame Gate.
Allí
estábamos también nosotros. Puntuales y con los nervios a flor de piel porque
sentíamos que en nada comenzábamos a caminar hacia la cima. A las 8.15h subimos
a la furgonetilla, que iba absolutamente hasta la bandera. Entre guías,
turistas y algún porteador, íbamos unas quince personas juntas y revueltas, con
los bártulos por encima. Ahora sí que estábamos oliendo África fuera y dentro del
autobús …
Aunque
el trayecto dura una hora, Machame Gate está a 45 kilómetros del Hotel Springlands. Una vez más, pese a lo incómodo del vehículo, el viaje se hizo
cortísimo por el enorme espectáculo del que íbamos disfrutando a ambos lados de
la carretera.
Cuando
llegamos a Puerta Machame vimos que había bastante gente. Eran básicamente varios
grupos que salían ese mismo día - y que nos iríamos encontrando en los
diferentes campamentos -, mogollón de porteadores intentando acoplarse en algún
grupo, y los guías hablando con ellos para reforzar alguna de las expediciones.
Dentro
del caos había cierto orden. Mientras guías y porteadores organizaban la salida
de cada grupo, nosotros nos íbamos registrando en una caseta que había en la
puerta. A las 9.45h Saleem gritó el …. Go
! que todos estábamos esperando, así que nos cargamos las mochilas a la
espalda, y nos pusimos en marcha. El grupo estaba formado por Ana, Pedro, Alex, Kiko y yo. Aunque Javi y
Alex con su equipaje llegado por los pelos iban en otro grupo, en el fondo
íbamos todos juntos. Éramos la delegación española y había que dejar el pabellón
bien alto entre gente Islandia, Suecia, Brasil, Alemania, Austria, Suiza,
Suráfrica, Canadá, New York, Carolina del Norte y otras muchas nacionalidades.
Al poco de salir, Saleem ya nos había enseñado las dos primeras
palabras en suajili. Los dos primeros mandamientos del Kilimanjaro. Pole pole (despacio) y maji (agua). Un paso, y después otro. Un
trago, y después otro. Y así hasta el siguiente campamento bebiendo los tres
litros de líquido que llevábamos cada día en la mochila.
En diez minutos caminando, ya
habíamos perdido de vista nuestro objetivo. No veíamos la cima del Kili porque
la inmensa vegetación de la selva lo cubría todo. El camino no tenía pérdida
entre otras cosas porque es absolutamente imposible atravesarla sin machete. Es
tan frondosa que ni los elefantes, girafas, leones y demás mascotas de los
Masái se pueden adentrar en ella. Prefieren quedarse en la sabana que es más
llevadera. La selva básicamente está habitada por colobos (los monos más
elegantes) y algunos felinos (leopoardo, guepardo … etc), aunque de estos
últimos no vimos ninguno.
El
camino embarrado seguía serpenteando
entre helechos arborescentes bajo cuya sombra dimos buena cuenta del almuerzo
que nos habían entregado en la salida: un sándwich, un huevo duro, galletas, un
zumo y una naranja con aspecto de pomelo. Durante el almuerzo se nos acercaron una
especie de mezcla entre cuervo y urraca tanzana, del tamaño de un pavo de
acción de gracias de esos que salen en las películas yankees. Menudo guiso,
tenía que tener eso.
Tras seis horas de caminata de inmenso disfrute,
terminamos de cruzar la jungla y llegamos al campamento Machame Hut, a 3.200m
de altitud. Los porteadores habían montado ya las tiendas, y nos recibieron con
una merienda consistente en un té y una fuente de palomitas con galletas de
chocolate en la tienda comedor. La
tienda comedor consistía en una mesa plegable y cinco sillas de camping en las
que había que sentarse con cuidado para no quedar atrapado dentro de ellas.
Tras la merienda, nos dimos un paseo por los
espectaculares alrededores del campamento, y nos reencontramos con el resto de
grupos que habíamos visto por la mañana.
El en África no cae la noche. Se desploma. La
temperatura bajó quince grados de golpe y tuvimos que plantificarnos el forro
polar para cenarnos el pisto, los crepes de pimiento y cebolla y el pescado “desecado”
que había sobre la mesa de la tienda comedor.
Simplemente alucinante. Menuda historieta y pedazo fotos. Aunque con eso que os rodeaba tiene menos mérito. Muy mal se tenía que dar.
ResponderEliminarEnhorabuena
Ya estamos quitando méritos. Tú en tu línea.
EliminarDe La Pedriza al Kilimanjaro. Buenas fotos y mejor relato whiskolín. Enhorabuena por el blog, que te lo tenías tan calladito.
ResponderEliminarUn abrazo.
Hombre ....., tanto como calladito, calladito. Tú que no te enteras !! Un abrazo, y a ver cuando nos vemos D. Manuel, que tú si que estás escondido
EliminarQue buen rollo transmite el viaje. Esperamos poder seguir disfrutándolo con vosotros en No te Oxides. Un abrazo.
ResponderEliminarPepelu.
La duda ofende Jose. La Kiliexpedición continuará en el blog. Antes de que termine la semana, día 2. Abrazote.
EliminarQue flipe Juan pero me sigue sabiendo a poco, que pasa con los capitulos hasta hollar cumbre, ya sabes que mi salud tiene altibajos y lo mismo....... Por el amor de Dios date prisa.
ResponderEliminarUn abrazote
Juakar el insaciable !! No seas cenizo. Intentaré darme prisa que en breve tenemos que empezar con las sesiones micológicas. Tu aguanta y vete pensando donde vamos a coger los boletus edulis en un par de meses, para colgar una entrada y dar pistas falsas ... ;-) Un abrazo, máquina.
EliminarYo veo mucho más cachondeo que monte. No te tires luego el pisto de lo duro que ha sido, que se os ve más de risas que de otra cosa. Precioso. Besos.
ResponderEliminarYa estamos poniendo la pica en Flandes. Realmente duro no. Solamente había que caminar cuesta arriba unas seis horas diarias, cada vez con menos aire.
EliminarEl día de cumbre ascendimos seis horas y bajamos ocho sin haber dormido la víspera. De la temperatura en la cima, ya hablaremos.
Eso si, risas ha habido todas las que quieras.
Juanito, de verdad, por mi parte vaya mérito!!!!. Si hubiera sido yo, nada mas ver la selva empiezo a recular y no paro hasta estar en el autobús de vuelta. Jajajajajaj. Si no me gusta el campo, la selva ya no te cuento.
ResponderEliminarEnhorabuena por esta nueva entrada en el blog y sigue escribiendo que ya tenemos ganas de saber que pasa en el próximo capítulo.
Un besazo
De recular nada. Aquí un paso atrás .... ni para tomar impulso.
EliminarTe digo yo que le ibas a coger el punto. Al cabo de unas horas entre lianas escuchando los monos aulladores ya te sientes uno de ellos ;-)
Bss.
Que pasada !
ResponderEliminarAsí es !. Ya intercambiaremos con más detalle experiencias subiendo algún risco, o tomando un refrigerio.
ResponderEliminarPor cierto, Willkommen JJ! (por aquí ahora hablamos así).
menchulina 10 octubre de 2012 1:17
ResponderEliminarLo conseguiste , a por otro que todavia quedan muchos ANIMO