Fecha: 17.03.2012
Equipo: Alex y Juan
Cima: El Yelmo (1.717m)
Desnivel: 690m
Probablemente el símbolo del Parque Natural de La Pedriza es el Pico del Yelmo. Ya en el Libro de la Montería que empezó Alfonso X el Sabio y terminó su bisnieto el Rey Alfonso XI (año 1.350), se encuentran alusiones al pico con esta misma denominación. Se le describía como uno de los lugares preferidos de los osos para jugar por la zona, y precisamente por eso, se recomendaba como un lugar fantástico para intentar cazarlos. Debe ser por eso por lo que 700 años después ya solo nos quedan osos en la zona cantábrica. Decidieron dejar La Pradera del Yelmo y pirarse más para la zona de Asturias-Cantabria, no sea que el Libro de la Montería siguiera tirando nuevas ediciones …
Barranco de Las Huertas
Bueno, pues aunque obviamente lo de los osos no podía ya ser un objetivo, el Pico del Yelmo sigue siendo el emblema de La Pedriza, así que había que echárselo a la talega.
Decidimos partir de Canto Cochino (1.025m) y cruzando la pequeña pasarela de madera que atraviesa el Río Manzanares, ir subiendo por el Barranco de las Huertas hasta el Collado de la Encina para discurrir por él hasta llegar a la Pradera del Yelmo. Donde los osos.
Es un sitio espectacular que se encuentra justo en la base del domo granítico que da nombre al pico. Una increíble pared de piedra de unos 140 metros, o lo que es lo mismo, más o menos como Torre Picaso, pero sin ventanas …
Para hacernos una idea también de la anchura de la piedrecita, y por compararla con otra cosa, se dice que dentro del Yelmo se podría tallar a escala real el Monasterio de El Escorial.
Cruzando la pradera en dirección este, seguimos ascendiendo un poco en busca de la chimenea que lleva hasta la cima.
Cuando la encontramos, empezamos a subir con cuidado por la grieta hasta que al final tuvimos que quitarnos las mochilas para no quedar bloqueados.
La chimenea de ascensión es una grieta de unos 30 metros, que discurre entre dos paredes separadas unos 35-40cm, por lo que no es apta para gente con claustrofobia.
Una vez superada la grieta, se aparece ya en la cima del Yelmo, a escasos 10 ó 12 metros del eje geodésico. Una vez más, las vistas que se pueden disfrutar desde la cima compensan el cansancio, y el madrugón.
Esta vez además, cuando ya estábamos llegando a la cima, tuvimos compañía. Al ir dejando la Pradera del Yelmo para enfilar la chimenea, nos encontramos un grupo de cabras montesas muy cerca nuestro. Durante toda la ascensión habíamos visto algún rebeco a bastante distancia, pero la sensación de ver las cabras hispánicas tan cerca es increíble. Naturaleza en estado puro y recuerdos de la niñez, de cuando Félix Rodríguez de la Fuente nos contaba como eran y que hacían los bichos que ahora teníamos delante.
Ahora si que está claro a donde tira la cabra ….