Unas
horas después del desprendimiento que habían causado las fuertes lluvias en San
Sebastián, Jan, Álvaro, Queque, Rober, Jimmy y un servidor nos apostamos en
unión de otras 21.000 personas en la línea de salida de la 48ª Edición de
Behobia- San Sebastián.
Después
de buscar por internet en varias páginas de previsión meteorólogica,
encontramos una que anunciaba que pararía de llover desde las 10.00h a las
13.00h, y a ese nos agarramos como a un clavo ardiendo para irnos a dormir la
víspera sin pañales.
Pero no.
Cuando íbamos hacia Behobia para tomar la salida, el agua corría a raudales por
los laterales de la A-8. Claro !!, pensamos. Eran las 9.15h y no dejaría de llover hasta dentro de tres cuartos de hora ….
Pasaban
los minutos, y las gotas de lluvia tamaño lenteja pasaban a ser de tamaño
garbanzo. A las 10.00h habíamos dejado ya la ropa de abrigo en los camiones
ropero, y ya estábamos ”de corto” protegidos únicamente por un chubasquero de
Gao Ping.
Por la
fuerza del viento y el color del cielo, ya sabíamos que nos esperaba una
galopada de 20 kilómetros en la que todos íbamos a batir nuestros tiempos, pues
cuanto más rápido corriéramos, menos frío, menos viento y menos agua nos iba a
caer encima.
Tras el
pistoletazo empezamos a salir por tandas, y a los pocos minutos de la salida ya
no hacía frío ni parecía que lloviera. Sin embargo, la gente a ambos lados de
la carretera mantenía agarrados con fuerza los paraguas, y tenía la cara
aterida de frío. Que extraño, pensamos.
En el
kilómetro seis, comenzábamos una de las partes más duras de la carrera. La
subida al Alto de Gaintxurizketa. Son 1.650m sin demasiado
desnivel pero de subida constante. Al ver que el alto se iba doblegando a
nuestros pies, empezamos a incrementar fuimos el ritmo para terminar rápido con
aquel trámite y de repente empezamos a oír a lo lejos ….. thunder, …. thunder.
Angus Jones nos llamaba y nos animaba desde el alto de marras !!
Aunque al coronar
daban ganas de quedarse debajo de los enormes altavoces del km.8 gritando
Thunderstruck, comenzamos a descender hacia el Puerto de Pasajes, la única zona
llana de toda la carrera. En ese momento, no notábamos la lluvia en absoluto,
aunque si el peso de las zapatillas llenas de agua y el roce de la camiseta con
medio kilo de más haciendo de las suyas ….
Cruzando Pasajes nos dimos cuenta de que íbamos
galopando como caballos. Algún corredor ya no iba con braceo natural y hacía
cosas raras con las manos juntando las muñecas… Los altavoces escupían el Gangnam
Style una y otra vez, y cuando nos quisimos dar cuenta, estábamos ya en el
kilómetro 16 comenzando la subida hacia el Alto de Miracruz. Al superar Arzak,
echamos de menos a Juanmari en el balcón animando el cotarro, pero a cambio
comenzaba la bajada hacia la meta.
Al doblar
hacia el Km 19, y llegar al extremo este de Zurriola el viento era
impresionante. La lluvia arreciaba y endurecía las condiciones más aun, pero
era el último kilómetro. Un enorme y estrecho pasillo de gente animaba a todos
los corredores hasta que en los últimos 400m unas vallas abrían la separación
entre las dos aceras. Ya estábamos allí. Olor a meta y - una vez más - emoción
de haber llegado. Justo unos metros antes de cruzar la línea de meta, en el
momento de máximo disfrute tras el esfuerzo realizado, allí estaban ellas gritando
…. Vamoooss !!!. Impresionante estampa debajo de un paraguas que quería salir
volando como el mismísimo arco de meta. Lluvia a raudales, frío desde el
tuétano y allí aguantando el tirón para animar en los últimos veinte metros. Impresionante
la exhibición al otro lado de la valla !!
La tonelada
de pimientos del piquillo con txangurro rebozados con tempura que nos metimos
la noche de víspera, finalmente pudo ser digerida (no sin esfuerzo), e hizo de carburante
para que todos superáramos nuestros objetivos. Lluvia, ni lluvia.
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Mañana fijo que no llueve ... |
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Que no, que no. Aupa !! |
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Enorme hamburguesa de buey |
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La clásica |
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Esta vez, la hamburguesa de bonito. |
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Rompepiernas |
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22.756 desgraciados |
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Uno ... no tanto. |
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La máquina |